HERNEST.

Hay días en los que Hernest no quiere salir de su caseta.

Días en los que baja la mirada, en los que el frío y la humedad del suelo le pesan más que nunca. Días en los que ni siquiera los paseos —esos que tanto le gustan— logran animarlo.

La espera se le hace eterna y pesada.

Hernest es un perro bueno. Pero bueno de verdad. Noble, tranquilo, cariñoso hasta decir basta.

Nunca se mete en líos, nunca se queja. Espera. Y espera. Y espera.

Pero el refugio empieza a dolerle. Empieza a cansarse de ver pasar los días entre lluvia y ladridos, de dormir solo, de no tener una mano que lo acaricie al despertar, de no saber qué hizo mal para seguir ahí, invisible.

Nadie debería pasar su vida esperando ser amado. Y menos alguien como él, que tiene tanto amor para dar.

Si estás leyendo esto y sientes ese nudo en el pecho, tal vez seas tú quien pueda cambiarle el final a esta historia.

Dale a Hernest la vida que merece.

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Un poco sobre el guapo de Hernest. Hernest deambulaba por un pueblo, caminaba solo buscando comida… Nos avisaron cuanto antes, ya que los vecinos de la zona no se podían hacer cargo de él. Había que ponerlo a salvo, ya que teníamos miedo de que pudiera morir envenenado. 😰 Nos cuentan que no es apto con gallinas. Una vez con nosotras en el refugio, nos encontramos un perro que no le guarda rencor alguno al ser humano a pesar de que lo hubiesen abandonado a su suerte. Se deja acariciar perfectamente y sabe pasear con correa. Este perrazo dejará que le des todos los mimos que quieras y más, y te lo agradecerá cada día. AMADRINADO POR: UXIA OTERO GARCIA NORA GONZALEZ